Lactancia Gemelar: Un mundo de sensaciones

Si os soy sincera, tuve muchas dudas sobre si sería capaz de sacar adelante de manera exitosa una lactancia gemelar. Incluso antes de quedarme embarazada ya tenia claro que el día que me convirtiese en mamá daría el pecho a mi bebé, o por lo menos sentía que tenia que intentarlo. Quería hacerlo tanto por mi hijo como por mí, quería experimentar y poder sentir en mi propia piel esas sensaciones que muchas mamás describían y sobretodo quería hacérselas sentir a mi bebé. Pero nunca pensé que tendría gemelos, y hacer lactancia en tándem eran palabras mayores.

Las recomendaciones de los organismos internacionales

Todos los organismos pediátricos del mundo, ya sean nacionales o internacionales, como son la OMS (Organización Mundial de la Salud), la AAP (Academia Americana de Pediatría) o la AEP (Asociación Española de Pediatría) hablan de los grandes beneficios de la lactancia materna exclusiva, iniciándola siempre y cuando sea posible en la primera hora de vida y mantenerla como mínimo durante los primeros 6 meses de vida del bebé.

Con estas palabras no me gustaría que las mamás que optan por la lactancia artificial se sintieran menospreciadas, ya que cada uno tiene sus razones para escoger un camino u otro, ya sea por malas experiencias, por la situación personal que puedan estar viviendo, por la falta de apoyo, por su condición de salud, por comodidad o por cualquier otro motivo. Todas las opciones son 100% respetables pero sí creo que es nuestro deber como madres informarnos debidamente sobre este tema para después decir. “La mejor decisión siempre es la que hace que los padres y madres sean felices para que le puedan transmitir esa felicidad a sus hijos e hijas”.

Nunca pensé que iba a ser madre gemelar

Llegó el día en el que aquel test de embarazo dio positivo, ¡¡¡íbamos a ser papás!!! Para mayor sorpresa no esperábamos un bebé, sino dos. ¡Embarazo gemelar monocorial, no lo podíamos creer! Al conocer la noticia de que venían dos bebés, sentí muchísimo miedo, y es que siendo primeriza me enfrentaba a un embarazo de alto riesgo, mis dos pequeñines compartían placenta y eso les ponía difícil su supervivencia. Recuerdo como todos los días al meterme en la cama cerraba los ojos, ponía mis manos sobre mi vientre y les pedía con todas mis fuerzas que aguantaran, que no me dejaran.

Según se acercaba el momento de dar a luz las dudas sobre la lactancia gemelar materna iban en aumento, y la confianza en mí misma iba menguando, cada vez veía más claro que no lo conseguiría. Tenía miles de dudas: ¿cómo voy a poder dar el pecho a dos bebés al mismo tiempo?, ¿cómo me los tendré que colocar?, ¿tendré leche suficiente para alimentarlos?, ¿quizás sería mejor olvidarse del tema y optar directamente por la lactancia artificial?…

No siempre se recibe el apoyo esperado

Por otro lado, las clases de preparación al parto tampoco fueron de gran ayuda. Recuerdo que la comadrona que las impartía daba por hecho que con gemelos era imposible establecer una lactancia materna exitosa, hasta el punto que prácticamente no me dejaba participar en sus debates sobre lactancia. Ella sin conocerme lo más mínimo había decidido por mí, daba por seguro que no lo lograría.

Siempre acababa oyendo lo mismo, hablara con quien hablara: ¿Gemelos? ¡Olvídate de dar el pecho, mejor ve directa al biberón!, ¡vas a perder el tiempo!, ¿para qué complicarte la vida?, etc. Estuve apunto de tirar la toalla incluso antes de haberlo intentado, las madres gemelares tenemos poco, muy poco apoyo sobre este tema. Quizá porque normalmente las experiencias de madres gemelares son negativas, por la prematuridad de los bebés nacidos de embarazos múltiples o por la menor tasa de embarazos gemelares en comparación con los de embarazos únicos. Por todo esto espero que gracias a mi historia más de una mamá de gemelos se anime a dar el pecho, o por lo menos que lo intente si ese es su deseo ya que con dedicación y constancia todo se puede conseguir.

Mi experiencia con la lactancia gemelar

El 26 de agosto del 2016 di a luz a mis dos bebés Hugo y Bruno. Nada mas nacer iniciamos el piel con piel, me los puse en el pecho y por suerte el agarre fue inmediato. Fue increíble ver aquellas dos personitas de apenas 2 kilos de peso intentado alimentarse, ¡era puro instinto animal! No podía dejar de mirar aquella escena, y volví a empoderarme, volví a confiar en mí, volví a sentir que mi cuerpo seria capaz de alimentar a mis dos bebés, solo quedaba esperar a que el llamado «oro liquido» empezase a brotar.

El método del finger feeding

Las enfermeras del hospital me recomendaron que les diera un pequeño suplemento de leche artificial hasta que cogieran un poquito de peso, ya que al ser tan pequeñitos y tener poca fuerza al succionar se cansaban muy rápido y acaban dormidos del agotamiento sin acabar de saciarse. Y así lo hice durante los dos primeros meses de vida mediante el método finger feeding, que para las que no lo conozcáis consiste en introducir el dedo meñique en la boca del bebe, tocando su paladar a la vez que introduces leche con una jeringuilla. De esta forma se consigue que el bebé coja fuerza y destreza en la succión.

Así nos pasábamos todo el día con la lactancia gemelar a demanda y con el suplemento de leche de formula 3 veces al día (20cc por la mañana, 20cc por la tarde y 20cc por la noche) hasta que alcanzaron los 3 kilos de peso, momento en el que pasamos por fin a lactancia exclusiva. Me pasé los 3 primeros meses prácticamente todo el día con el “pecho al aire”, con el cojín de lactancia en la mano y con mis dos bebés pegados a mí.

Les daba el pecho cada vez que me lo pedían, daba igual que hubieran pasado 10 minutos o 2 horas, pero es así es como se consigue una lactancia efectiva. La posición que me resultaba más práctica y cómoda para dar el pecho durante los primeros meses cuando aún no sostenían bien la cabeza era la posición de rugby (pasando al bebé por debajo de la axila). Una vez que cogieron fuerza en el cuello me resultaba más ergonómico colocar a uno de mis bebés en posición de rugby y al otro en posición de cuna (la posición clásica y popular con la cabeza y el cuello apoyados en mi antebrazo y el cuerpo en mi estómago).

Continuamos hasta los 6 meses con la lactancia gemelar exclusiva, y disfrutamos de nuestros ratitos de «tetuca» hasta que mis gemelos cumplieron 27 meses, y digo disfrutamos porque creo que yo los disfruté tanto o más que ellos.

Mis recomendaciones para la lactancia gemelar

Si eres mamá y tu deseo es dar el pecho, mi consejo es que lo hagas, o al menos inténtalo, no dejes que de digan lo que eres capaz de hacer y hasta dónde puedes llegar, cree en ti , confía en tu cuerpo, y como hicimos nosotros tres, disfruta de ese nuevo mundo de sensaciones.

¿Y vosotras? ¿Os decidisteis por la lactancia materna o la artificial? Y si es así, ¿le pudisteis dar el pecho a vuestro bebé sin problemas?